Cuando en 1958 se inauguró
el edificio central del Instituto,
los religiosos colocaron por encima de la puerta
el emblema de su congregación,
que también es la insignia del colegio.
Es como un escudo que quiere proteger a
todo niñ@ y joven, a la Dirección, a los profesores,
administrativos y auxiliares, a los apoderados
y a toda persona que entre por su puerta